Lo que comenzó como un pequeño experimento terminó siendo una solución sencilla y económica para frenar la deforestación en Uganda, el cual es un país que ha muestra una de las tasas más altas y de rápido crecimiento en cuanto a pérdida de árboles se refiere.
Un estudio que fue financiado tanto por el gobierno como por un grupo de investigadores descubrió una forma eficaz y asequible para combatir la deforestación en el país africano. Al igual que muchos de Ustedes nos preguntamos cómo se puedo realizar tal hazaña y si puede ser replicada en el mundo. Sinceramente es una solución extremadamente sencilla: se les pagó a los propietarios que tuvieran tierras en bosques para que no talaran sus árboles ya sea para fines agrícolas o como venta de madera.
El experimento demostró tener efectos positivos y se logró proteger una región selvática que es un centro para la diversidad biológica, y de chimpancés en peligro de extinción. Al mismo tiempo valida la efectividad del programa “Payment for Ecosystems Services” (pagos por servicios al ecosistema), el cual es una iniciativa que podría reforzar y ganar la lucha contra la deforestación mundial, así como su beneficio al ser uno de los principales drivers del cambio climático.
Este y muchos otros programas podrían ser apoyados por las Naciones Unidas y su iniciativa más REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal en Países en Desarrollo); en donde países ricos y fondos internacionales realizan pagos a naciones en vías de desarrollo a cambio de la protección de sus árboles. REDD+ ha tomado mayor importancia mundialmente gracias a los acuerdos realizados COP21 de París 2015.
En el estudio publicado en la Oficina Nacional de Investigación Económica, a los propietarios de tierras forestales en 60 aldeas de los distritos de Hoima y Kibaale de Uganda se les ofreció una compensación económica por dos años por cada hectárea de bosque que no cosecharan o talaran por razones de comercio; al mismo tiempo a otras 61 aldeas no se les ofreció nada. Todas las aldeas fueron monitoreadas vía satélite.
El resultado es alentador, aunque en general el bosque disminuyó entre un 7% y 10% en las aldeas que se tenía monitoreadas, en los pueblos que se ofreció una remuneración sólo disminuyó entre un 2% y 5%; esto sugiere que los pagos de incentivos evitaron que un número significativo de propietarios pusiera a la venta sus árboles para madera y carbón o que los cortara para fines agrícolas.
Seema Jayachandran, es una economista de la Universidad de Northwestern y quien dirigió el estudio de investigación junto con colegas de la Universidad de Stanford, el Instituto Carnegie para la Ciencia y la Fundación Porticus, dijo: “pienso que este estudio es una prueba importante del impacto tan fuerte que puede tener un programa de este tipo… el dinero que se usó fue realmente para pagar un bosque, ya que si el programa no hubiese existido esos árboles hubieran desaparecido…”.
Claro que puede ser una solución, lo difícil es competir contra lo que puede obtener un propietario de dichas tierras en caso de que acepte tirar sus árboles con fines económicos.
El estudio valida la hipótesis de que la deforestación puede ser combatida de una forma asequible, una posibilidad que surge debido a las enormes desigualdades económicas que existen a nivel mundial. Este estudio ha creado una nueva forma de abordar el tema de preservación forestal en los países más pobres o en vías de desarrollo, ya que a menudo es en estos sitios donde los bosques son usados para subsistir y en ocasiones resulta más rentable talar y destruir que preservar.
De acuerdo al estudio, se estima que el costo de retrasar la emisión de una tonelada de dióxido de carbono a la atmósfera bajo este programa fue de sólo $0.57 centavos de dólar; pero el beneficio de realizarlo, basado en los cálculos de EPA (Emission Standards Reference) fue de $1.11 dólares. “…Este programa se realizó principalmente para demostrar que se pueden retrasar las emisiones de carbono y retrasar el tiempo de deforestación, lo cual también trae consigo un valor económico…”, dice Jayachandran.
Este experimento puede ser replicado en otros países donde la tasa de deforestación es alta, igualmente los programas actuales han fallado no se pierde nada en intentar este estudio en nuestro país. Lo peor que puede suceder es que sigamos igual que como estamos, aunque analizando los resultados de la investigación es casi seguro que se tendrán resultados positivos.
Vía Washington Post