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USMCA, qué viene para el medio ambiente con el nuevo tratado comercial entre México, Canadá y Estado


umsca medio ambiente capítulo 18

Durante más de 13 meses, México, Canadá y Estados Unidos estuvieron enfrascados en una disputa de poderes, de ver quien era más ‘fuerte’, quien tenía la razón, quien podía ejercer mayor presión y quién cedería.

El presidente de México, Enrique Peña comentó en un tweet lo siguiente: “...coincidimos en que el nuevo tratado consolidará a la región como una de las más competitivas del mundo…”, si bien los términos comerciales alcanzados son importantes, nos centraremos en mencionar qué y cómo quedó el medio ambiente en esta dispuesta trilateral.

En términos generales, los tres países llegaron a un acuerdo para ir contra la basura oceánica la cual está afectando enormemente a los ecosistemas marinos, la caza comercial de ballenas y el tráfico ilegal de especies.

El acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA por sus siglas en inglés), establece en el capítulo 18, dedicado al medio medio, que los tres países promoverán políticas, prácticas y la aplicación efectiva de leyes ambientales que fomenten el desarrollo sostenible.

De acuerdo con la Secretaría de Economía, esta es la primera vez que un ‘tratado de libre comercio’ (que según Trump no es, pero al final es eso) se incluye el compromiso de prevenir y reducir la basura marina, la cual incluye residuos de plástico y microplástico.

Igualmente, se establece en el documento que debe evitarse la contaminación del océano ocasionada por embarcaciones, ya sea de manera accidental o deliberada.

Adicional, las tres naciones establecieron la prohibición de la caza de 16 especies de ballenas para fines comerciales. También se contempla que el tráfico transnacional de especies protegidas se tome como un delito grave.

Por parte de los bosques, se determinó un combate más enérgico y con acciones concretas a la tala ilegal y el comercio asociado a esta, así como la conservación de bosques y un manejo forestal sostenible.

Para cuidar la capa de ozono, los países acordaron controlar la producción, consumo y comercio de las sustancias que perjudican la capa, así como reducir la contaminación del aire; específicamente este último punto es muy retador para ciudades que tienen altos índices de contaminación como la CDMX.

Para fomentar la participación pública y transparencia, el acuerdo establece un mecanismo de peticiones relacionada con la aplicación de leyes ambientales e incorpora la posibilidad de crear nuevos instrumentos consultivos, como comités asesores nacionales.

Si bien es un tratado que contiene aspectos positivos como los antes mencionados, faltaron sectores como la energía ya que se promueve la dependencia de combustibles fósiles en lugar de buscar una transición hacia energías renovables; esto es un claro obstáculo en la lucha contra el cambio climático y sólo favorece el interés empresarial de algunos.

Como siempre en estos temas, nos mostramos esperanzados pero escépticos a qué tanto o cuál será verdaderamente el alcance del tratado en temas medioambientales y quién estará encargado de vigilarlo.

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Vía: Reforma Imagen: Archivo

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