Llevamos años hablando del cambio climático, sus efectos y consecuencias y cuáles son las medidas que se deben adoptar para mitigarlo; pero en general la humanidad ha sido bastante renuente a aceptar dichos cambios solo por mantenerse en su zona de confort… ahora, el resultado es que la crisis climática será inevitable, el desafío será cómo manejar los cambios que se avecinan.
Las advertencias de científicos -que han pasado por oídos sordos- tienen consecuencias: el ignorar durante décadas la creciente crisis ya ‘pasó factura’ al planeta y los daños difícilmente serán revertidos.
¿Cuáles son las consecuencias de nuestra inacción?
Esto significa que los desastres en cascada que ocurren hoy ya no son características de un futuro distópico. Son el aquí y el ahora, y será peor durante la próxima generación y quizá durante más tiempo, dependiendo de la voluntad de la humanidad para tomar acciones.
Las conversaciones sobre el cambio climático han irrumpido en la vida cotidiana. Las preguntas son profundas y urgentes. ¿Se puede revertir esto? ¿Qué se puede hacer para minimizar los peligros que se avecinan en las próximas décadas?
The Times habló con dos docenas de expertos en clima, incluyendo científicos, economistas, sociólogos y legisladores, y sus respuestas fueron alternadamente alarmantes, cínicas y esperanzadoras.
"...Es como si hubiéramos estado fumando una cajetilla de cigarros al día durante décadas y el mundo ahora está sintiendo los efectos, aún no estamos muertos...", señaló Katharine Hayhoe, climatóloga de la Universidad Tecnológica de Texas.
Los mensajes de los expertos no son alentadores y dicen que estos eventos catastróficos en cuanto al clima se refiere serán algo cotidiano; atrás quedó el clima de antaño, y no hay vuelta atrás.
Los efectos del cambio climático evidentes en la actualidad son el resultado de decisiones tomadas por países hace décadas para seguir bombeando a la atmósfera gases de efecto invernadero que atrapan el calor a tasas cada vez mayores, pese a las advertencias de científicos sobre el precio a pagar.
Las naciones han titubeado en reducir las emisiones que tendremos más calentamiento progresivamente en las próximas décadas, aun si los esfuerzos por alejarse de los combustibles fósiles fueran a acelerarse mañana.
La Tierra ya se ha calentado aproximadamente 1 grado desde el siglo 19. Las propuestas más optimistas hechas por gobiernos del mundo para eliminar las emisiones conciben mantener el calentamiento por debajo de 2 grados. Las naciones siguen lejos de alcanzar esos objetivos.
"...Definitivamente podemos avanzar en una dirección que nos sirva mucho mejor. No es que esté fuera de nuestro control. Todo está en nuestro control…", dijo Stephen Pyne, historiador ambiental y profesor emérito de la Universidad Estatal de Arizona.
Manejar el cambio climático requerirá reconsiderar prácticamente todos los aspectos de la vida diaria: cómo y dónde se construyen las viviendas, cómo se diseñan las redes eléctricas, cómo planifican el futuro las personas.
"...Durante mucho tiempo, hubo mucho enfoque en cómo el cambio climático afectaría a los más vulnerables, por ejemplo las naciones insulares bajas o los arrecifes de coral, cosas que no afectan dramáticamente a las potencias económicas del mundo...", dijo Katharine Mach, profesora de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami.
"....A menudo ha habido una suposición arrogante de que la riqueza brinda protección. Los acontecimientos recientes, son un vívido recordatorio de que todos estamos juntos en esto…”, señaló Mach.
Esa noción genera un poco de esperanza: entre más personas se vean afectadas, en particular los ricos e influyentes, más seriamente se abordará el problema.
Si queremos evitar que el planeta se caliente sin cesar para siempre, la humanidad deberá eliminar rápidamente sus emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta. Eso significa limpiar cada planta de carbón en China, cada planta siderúrgica en Europa, cada auto y camión en EU.
Es una tarea abrumadora. Significa reorientar una economía global que depende de los combustibles fósiles.
Si empezamos a reducir radicalmente las emisiones hoy, podrían pasar décadas antes de que esos cambios comiencen a disminuir de manera considerable el ritmo al que la Tierra se calienta. Mientras tanto, tendremos que lidiar con efectos que siguen empeorando.
Si reducimos las emisiones rápidamente, una séptima parte de la población mundial sufrirá olas de calor severas cada pocos años. El no hacerlo duplica o triplica esa cifra.
Si actuamos ahora, los niveles del mar podrían subir de 30 a 60 centímetros en este siglo. Si no actuamos, las capas de hielo de la Antártida podrían desestabilizarse de manera irreversible y los niveles de los océanos podrían seguir subiendo a un ritmo inexorable durante siglos, haciendo que sea casi inmanejable la civilización costera.
La mejor esperanza es reducir el ritmo de calentamiento lo suficiente para mantener cierto control.
"Hay mucho que podemos hacer", dijo Jennifer Balch, experta en incendios forestales de la Universidad de Colorado en Boulder. "Nos hemos atorado en una respuesta de emergencia en lugar de pensar y mirar hacia adelante".
"...A menudo hemos escuchado el argumento de que será demasiado costoso reducir las emisiones y simplemente será más fácil adaptarse. Pero ya hemos tenido décadas de advertencias y ni siquiera estamos adaptados al clima actual"...", dijo Noah Diffenbaugh, climatólogo de la Universidad de Stanford, en California.
Los expertos también señalaron que el cambio climático es un acelerador de la desigualdad. Los más afectados tienden a ser las poblaciones más vulnerables.
Una preocupación es que la adaptabilidad no será un esfuerzo colectivo. Las personas más ricas pueden encontrar formas de protegerse, mientras que las demás se las arreglarán por sí solas.
Llevamos décadas con esto, incluso la tecnología también ofreció soluciones, ya sea la energía solar o los autos eléctricos. Sin embargo, los gobiernos han tardado en frenar la dependencia en los combustibles fósiles.
“...El mayor problema del cambio climático puede ser la sensación de que está fuera de nuestro control. El planeta está ardiendo, ¿entonces, realmente importa si apago la luz? Hay demasiada complejidad y, francamente, hay demasiadas cosas que cambiar, que estamos pasando de una preocupación a otra...", dijo Susan Cutter, que dirige el Instituto de Investigación de Riesgos y Vulnerabilidad de la Universidad de Carolina del Sur.
Y si el optimismo surge del conocimiento, la buena noticia es que la investigación científica ofrece qué hacer. No es un misterio, ni está más allá de los límites de la capacidad humana.
Solo queda tomar las decisiones apropiadas y hacer lo que sea necesario para que las futuras generaciones no les vaya tan mal y esperar que nuestros esfuerzos presentes logren un futuro prometedor, no en unos meses sino en un par de décadas.
///
Vía: The Washington Post
Comments