Claudia Sheinbaum, la primer mujer en ser presidente de México, tiene por delante retos monumentales en todos los frentes. Sin embargo, uno de los más urgentes y frecuentemente relegados es la agenda ambiental del país para los próximos seis años.
Sheinbaum, doctora en Ingeniería Eléctrica y consultora de la ONU para Energía y Desarrollo Sustentable, fue parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2007.
En teoría, su perfil académico y profesional la posiciona como una figura prometedora para enfrentar los desafíos ambientales del país. No obstante, su falta de crítica a proyectos controvertidos de López Obrador, como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, además de la insuficiente atención a la crisis hídrica, podría opacar sus decisiones.
Durante su campaña, Sheinbaum presentó un ambicioso proyecto de nación con 100 puntos. Entre ellos destacan la urgente transición energética, la construcción de plantas fotovoltaicas, eólicas, hidráulicas, geotérmicas y de hidrógeno verde, así como la promoción de paneles y calentadores solares en viviendas y comercios. Además, propone descarbonizar la matriz energética y utilizar plantas coquizadoras para eliminar el combustóleo, permitiendo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) generar el 54% de la electricidad del país.
Otro de sus planes incluye limpiar las cuencas más contaminadas de México y promover la producción de bioinsumos y plaguicidas más amigables con el medio ambiente. Al igual que el actual gobierno, manifiesta su postura contra el fracking y las concesiones de minería a cielo abierto, proponiendo evaluar si las activas son aceptadas por la población.
En materia de calidad del aire, Sheinbaum propone abordar integralmente la contaminación atmosférica en las zonas metropolitanas de Monterrey y Guadalajara, además de implementar programas de chatarrización para renovar la mitad del parque vehicular. En cuanto al manejo de residuos, planea construir 10 plantas de reciclaje, impulsar la economía circular a gran escala y usar residuos orgánicos para generar energía.
Respecto a los problemas de agua, su plan contempla cambios en la Ley de Aguas, revisar el uso real de las concesiones, impulsar la tecnificación del riego agrícola y mejorar la infraestructura para el abastecimiento y tratamiento de aguas residuales. Durante el segundo debate presidencial, Sheinbaum agregó que, de ganar, dará continuidad al programa Sembrando Vida, impulsará el transporte eléctrico y que, para 2030, México logrará el 50% del avance de la transición energética.
Sin embargo, estas promesas enfrentan una realidad compleja. Su antecesor no veía con buenos ojos la energía renovable y nunca atendió de manera efectiva la crisis del agua, donde, por ejemplo, la red hídrica de la Ciudad de México es obsoleta y pierde más del 40% del agua potable en fugas y falta de mantenimiento.
¿Qué pensamos en PlanetaB?
En PlanetaB, creemos que Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad y el deber de marcar una diferencia significativa en la política ambiental de México. La urgencia de la crisis climática y ambiental exige acciones inmediatas y decididas. Sheinbaum debe comprometerse a pasar de las promesas a las acciones concretas, implementando políticas necesarias para un desarrollo sustentable y no cediendo a los caprichos que caracterizaron a su antecesor.
Es fundamental que deje atrás las viejas creencias y prácticas, y que busque el progreso y el crecimiento del país trabajando con todos los sectores de la sociedad, no solo con su partido. La esperanza de un futuro ambientalmente sostenible depende de su capacidad para liderar con visión y valentía.
Desde PlanetaB, seguiremos exigiendo a los gobiernos locales y federales los cambios que México necesita. Nos comprometemos a trabajar incansablemente para que nuestro país se convierta en un ejemplo de desarrollo sustentable, donde la sociedad, las empresas y el gobierno colaboren en armonía por el bien del planeta y las futuras generaciones. Sheinbaum tiene todo para lograrlo; ahora, necesita demostrar la voluntad y el liderazgo necesarios para hacer realidad estas metas.
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