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Mujeres de El Cairo reciclan residuos para convertirlos en tesoros


Es complicado comenzar un negocio y en algunas partes del mundo el reto es mayor por el simple hecho de ser mujer.

En Egipto, la Asociación para la Protección del Medio Ambiente (APE) creó un programa de ingresos destinado a empoderar a las mujeres de comunidades marginadas con el fin de mejorar sus vidas.

En El Cairo, como en muchas otras ciudades en el mundo todavía existen espacios pobres como el barrio de Manshiyat Naser, donde la basura se acumula cada día; pero donde muchos sólo ven basura, un grupo de mujeres están trabajando para transformar los desperdicios en productos hermosos.

En el departamento de papelería de la APE, cada día se reciben el papel sobrante de escuelas, universidades y embajadas, con el cual las mujeres que están en el taller hacen bolsas de regalo, cuadernos y tarjetas de colores o decorativas.

La Asociación trabaja de la mano con recolectores de basura informales de El Cairo conocidos como Zabbaleen (recolectores de basura en árabe) y se enfoca en desarrollar técnicas de manejo y reciclaje de residuos, que a su vez puedan ayudar a la comunidad Zabbaleen a reciclar y reutilizar la basura de una forma más amigable con el medio ambiente.

Nagat, quien es madre de cuatro hijos y que ha trabajado más de 20 años en la Asociación, afirma que trabaja por seis horas cada día y su salario le alcanza para mantener los gastos del hogar, así como la educación de sus hijos y salud.

El Cairo y su zona metropolitana (Greater Cairo Area GCA), alcanzan una población de más de 20 millones de habitantes, los cuales generan una gran cantidad de residuos, pero los recolectores informales pueden manejar al menos el 40 por ciento de sus desechos.

La diferencia que tienen los Zabbaleens a otros recolectores, es que no eliminan la basura, sino que reciclan casi un 80% de lo que recogen con la ayuda de la Asociación.

Dentro de la fábrica del APE, los visitantes pueden encontrar diferentes ‘unidades de negocio’ como fabricación de alfombras, patchwork -bordado-, reciclaje de latas y plástico; en cada una de estas unidades las mujeres trabajan para conseguir un ingreso, pero más importante aún se logra una sensación de empoderamiento de sentirse productivas.

“…Quedé impactadame sentí muy feliz y orgullosa…” cuando vi a mujeres de diferentes niveles socio económicos usando mis bolsas y accesorios, , dice Sahar, quien trabaja en APE.

En Egipto todavía es común que las mujeres generalmente se queden en casa, se casen jóvenes y cuiden a los niños, pero muchas mujeres como Sahar buscan ser parte de una economía productiva. "…Quiero trabajar para ver el mundo y ayudar a mi esposo a mejorar nuestras condiciones de vida…”, dijo.

Fundada a fines de la década de 1980, la fábrica de APE emplea a más de 300 mujeres en donde se les enseña a leer, escribir, dibujar y diseñar artículos de uso común con los restos que llegan a la fábrica.

Las mujeres que están en el programa alientan a otras a sumarse y cambiar sus vidas por medio de los cursos de capacitación para tejer y obtener un mejor trabajo y mejores condiciones de vida.

El taller de APE actúa como un centro seguro para una comunidad marginada y durante sus tres décadas de operación ofrece una oportunidad laboral en un entorno donde se necesita urgentemente, adicional de servicios de salud educación.

Igualmente existen por lo menos 20 voluntarios que se dedican exclusivamente al empoderamiento de la mujer, como es el casao de Huda Alexander, una ex instructora de lengua inglesa de la Universidad Americana en El Cairo y que ingresó a APE para capacitar a mujeres en diseño.

Hoy muchas mujeres que pertenecen a este programa se han convertido en el principal sustento de sus familias, una situación que llena de orgullo a cualquiera.

"…Las mujeres trabajadoras pueden proporcionar una mejor educación y cuidado a sus hijos, lo que eventualmente beneficiará a la sociedad…", señaló Alexander.

Vía: Xinha

Imagen: Xinha

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