¿Y si sembramos árboles en lugar de balas? La audaz propuesta de México ante los BRICS
- Planeta B

- 8 jul
- 3 Min. de lectura
México propone ante los BRICS destinar el 1% del gasto militar mundial a un programa global de reforestación. ¿Idealismo verde o una sacudida necesaria al statu quo internacional?

Un árbol por cada misil: la diplomacia climática de México
En una jugada que mezcla pragmatismo diplomático con una pizca de idealismo (y algo de ironía global), México ha lanzado una propuesta en la Cumbre de los BRICS que difícilmente pasará desapercibida: destinar el 1% del gasto militar mundial —sí, ese océano de dinero dedicado a destruir— a algo tan subversivamente útil como reforestar el planeta.
Durante el diálogo sobre “Medio Ambiente, COP30 y Salud Global” celebrado en Río de Janeiro, el canciller Juan Ramón de la Fuente, respaldado por la presidenta Claudia Sheinbaum, presentó lo que llamó el programa de reforestación más ambicioso de la historia moderna: recuperar 15 millones de hectáreas, emplear a 6 millones de sembradores y activar un presupuesto de 24 mil millones de dólares anuales.
"Una propuesta concreta para mitigar el cambio climático y combatir la pobreza", afirmó el canciller, recordando que esta idea ya había sido lanzada por Sheinbaum en el G20 de 2024. Con ello, México busca no solo plantar árboles, sino plantar una semilla política en la conciencia internacional.
Diplomacia verde y relaciones estratégicas
Durante su visita, De la Fuente no solo lanzó esta propuesta, sino que también sostuvo reuniones con actores clave como Brasil, India, Rusia, Chile, Tailandia, la Unión Africana, Cuba y la directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala. Además, presentó el llamado Plan México al presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Sergio Díaz-Granados.
El objetivo: sumar apoyos internacionales a una agenda climática con enfoque de justicia social, que deje de tratar al medio ambiente como un tema colateral y lo coloque en el centro de las prioridades multilaterales.
El elefante en el vivero: lo que México no está sembrando en casa
Claro, pedirle al mundo que cambie siempre es más fácil cuando se ignoran las grietas propias. Porque mientras México promueve la paz y la reforestación en foros internacionales, en casa seguimos atrapados en una guerra contra el narcotráfico que ya ha cruzado el umbral del terrorismo, y cuya solución sigue sin asomarse.
A eso se suma la deforestación causada por megaproyectos como el Tren Maya, o la pérdida de cobertura forestal en varias regiones del país sin estrategia clara de mitigación.
Decirle al mundo que siembre árboles mientras talamos los nuestros es, como mínimo, una contradicción verde. El mensaje hacia fuera suena bien, pero el ejemplo hacia dentro sigue faltando.
¿Qué pensamos en #PlanetaB? ¿Utopía verde o realismo necesario?
Podría sonar ingenuo pensar que las potencias con los mayores arsenales del planeta se van a poner a sembrar árboles como si fueran ONGs rurales. Pero ¿no es aún más ingenuo seguir invirtiendo billones en armamento mientras el planeta arde, se inunda o se seca, dependiendo de la latitud?
La propuesta mexicana, en su simplicidad, lanza una bomba simbólica: y si en vez de financiar guerras, financiamos vida.
En un mundo donde los intereses geopolíticos suelen ganarle a las prioridades planetarias, este tipo de iniciativas necesitan algo más que buena voluntad: necesitan presión pública, respaldo multilateral y una ciudadanía que empuje desde abajo.
Porque mientras algunos sueñan con colonizar Marte, otros preferimos rescatar lo que queda de la Tierra.
¿Y tú? ¿Estás listo para exigir que se siembre más paz y menos pólvora?








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