El cemento que respira: la nueva promesa (y paradoja) del CO₂
- Planeta B

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Imagina una ciudad donde los edificios limpian el aire. No, no es ciencia ficción ni marketing verde: es lo que sugiere una investigación entre Cemex y el Tec de Monterrey. Según su estudio, el concreto tiene la capacidad de absorber dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera a través de un proceso natural llamado recarbonatación.
En otras palabras, el material más usado del planeta —y también uno de los mayores emisores de CO₂— podría ser parte de la solución que tanto necesita. Pero antes de celebrar, vale la pena mirar con lupa lo que esto realmente implica.
Cuando el cemento juega a ser árbol
La investigación, publicada en International Cement Review, describe cómo los poros y fisuras del concreto actúan como pequeñas trampas de carbono. En condiciones controladas, el material logra capturar cantidades significativas de CO₂ en lapsos relativamente cortos.
El proyecto nació en el marco de las Estancias Profesionales de Cemex, un programa que vincula estudiantes del Tec de Monterrey con proyectos reales. La empresa asegura que es la primera vez que este proceso se mide con rigor científico y se valida internacionalmente.
Hasta aquí, todo parece digno de aplauso: innovación, academia y sostenibilidad caminando juntas. Sin embargo, la verdadera pregunta es si esta capacidad natural puede compensar —aunque sea parcialmente— las emisiones masivas que la propia producción de cemento genera cada año.
De los “bosques grises” a las ciudades sostenibles
Cemex no oculta su ambición: integrar este conocimiento a su programa Futuro en Acción, con el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para 2050. Y sí, pensar en “bosques grises”, donde las construcciones limpian el aire como árboles, suena esperanzador.
Pero los retos siguen siendo enormes. La recarbonatación no ocurre de la noche a la mañana ni reemplaza la necesidad de reducir la huella del proceso industrial. Es, más bien, una pieza de un rompecabezas mucho más complejo: el de reconciliar desarrollo urbano con responsabilidad climática.
¿Qué pensamos en #PlanetaB?
Celebramos cada avance científico que acerque a la industria a un modelo más limpio. Pero también creemos que la sostenibilidad real no se mide por promesas, sino por resultados tangibles.
El cemento puede capturar CO₂, sí. Pero no olvidemos que, antes de absorber, emite. Y ahí está el punto: no se trata solo de innovar, sino de transformar la lógica de producción que hoy sostiene al mundo —y calienta el planeta—.
La verdadera revolución no está en hacer que el cemento respire, sino en lograr que la industria deje de ahogarse en su propio carbono. La pregunta es: ¿cuántos “bosques grises” harán falta para limpiar lo que aún seguimos construyendo?








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