El mar se defiende: el primer paso global hacia un precio al carbono en el transporte marítimo
- Planeta B
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Por fin, el transporte marítimo—uno de los grandes ausentes en la lucha climática—comienza a rendir cuentas.
La Organización Marítima Internacional (OMI), el brazo de la ONU encargado de regular los mares, acaba de dar un paso histórico: se aprobó el primer esquema global de fijación de precios al carbono para barcos.
Sí, aunque suene técnico, esto podría transformar la forma en que se mueven los productos por el mundo.
¿Por qué es importante?
Porque hasta ahora, los barcos—esos gigantes que transportan el 80% del comercio mundial—no pagaban por contaminar. Y la industria marítima, por sí sola, genera más emisiones que la mayoría de los países.
¿En qué consiste este nuevo acuerdo?
A partir de 2027, los buques grandes (más de 5,000 toneladas de arqueo bruto) que emitan más CO₂ del límite establecido deberán pagar entre 100 y 380 dólares por tonelada de emisiones excedentes.
También podrán intercambiar "permisos de contaminación" con barcos más limpios o contribuir a un fondo de transición hacia energías bajas en carbono.
Este fondo, llamado IMO Net-Zero Fund, financiará el desarrollo de combustibles sostenibles y dará apoyo a pequeños Estados insulares que están entre los más amenazados por la crisis climática.
Se espera que este sistema genere entre 10,000 y 13,000 millones de dólares al año.
¿Y los países más vulnerables?
Aquí es donde se pone tensa la cosa. Las pequeñas naciones insulares pedían algo más ambicioso: un impuesto global al carbono que podría recaudar hasta 60,000 millones de dólares al año.
Pero muchos países (especialmente productores de petróleo como Arabia Saudita y Rusia) bloquearon esa opción. Al final, el acuerdo se logró por mayoría, rompiendo con la costumbre del consenso total que suele tener la ONU.
Estados Unidos, por su parte, se retiró de las negociaciones y advirtió que podría tomar “medidas recíprocas” si sus barcos terminan pagando.
¿Y esto cómo nos afecta?
Para países exportadores como Taiwán o México, esto es más que una noticia internacional lejana. Con el nuevo precio al carbono:
Los costos de envío subirán, lo que afectará a empresas como Evergreen, Yang Ming o HMM.
Los exportadores tendrán que adaptar sus estrategias si no quieren perder competitividad.
Las cadenas de suministro estarán bajo mayor presión para reportar y reducir su huella de carbono. Las grandes marcas ya no quieren proveedores “sucios”.
Como bien señala Sherry Hu, analista de mercados de carbono en RECCESSARY, esto no es solo una cuestión ambiental: es una decisión comercial. Las navieras deberán optar por combustibles limpios como metanol verde, amoníaco o e-fuels. Y las empresas exportadoras, incorporar el precio del carbono en sus estructuras de costos a largo plazo.
¿Qué pensamos en #PlanetaB, avance real o parche diplomático?
Aunque este acuerdo marca un hito, no es perfecto. Algunos lo celebran como un primer paso. Otros lo ven como un parche insuficiente, sobre todo considerando que la propia OMI había prometido reducir al menos 20% de emisiones del sector para 2030... y este acuerdo apenas logra un 8%.
Además, sin la participación firme de Estados Unidos, el riesgo de una “guerra de tarifas verdes” está sobre la mesa. Y como ya hemos visto, los intereses económicos y políticos suelen frenar la ambición climática.
¿La buena noticia? Que por primera vez, la contaminación del transporte marítimo tiene un precio. El reto ahora es que este sistema evolucione hacia uno más justo, ambicioso y verdaderamente transformador.
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