Reconocen a Quintana Roo como el estado con mayor conservación... pero la realidad es otra
- Planeta B
- 20 may
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Recientemente, se anunció que Quintana Roo es el estado con mayor conservación ambiental del país, con más de 1.5 millones de hectáreas protegidas, lo que representa un 34% de su territorio.
Este reconocimiento fue entregado en el Primer Encuentro Nacional de Autoridades Ambientales Estatales, encabezado por Alicia Bárcena Ibarra, titular de la SEMARNAT, y celebrado en el Bioparque San Antonio, Ciudad de México.
Durante el evento, se destacaron acuerdos como la identificación de 50 sitios prioritarios para restauración ecológica, el impulso a una agenda nacional de economía circular y el fortalecimiento de protocolos ante emergencias ambientales.
También se resaltó el liderazgo de Quintana Roo en conservación, con 20 áreas naturales protegidas (federales y estatales), y ecosistemas clave como el Sistema Arrecifal Mesoamericano, manglares y selvas tropicales, hábitat de especies en peligro como el jaguar y la tortuga marina.
Sin embargo, ¿realmente Quintana Roo es un ejemplo de conservación ambiental?
La respuesta no es tan simple, y basta mirar más allá del discurso institucional para notar profundas contradicciones.
El impacto del Tren Maya: ¿a qué costo?
Uno de los casos más visibles es el del Tren Maya, cuya construcción ha implicado:
Relleno de cenotes con cemento
Destrucción de sistemas subterráneos de agua
Deforestación masiva en zonas vírgenes
Afectaciones directas a ecosistemas protegidos
A pesar de las advertencias de expertos y organizaciones ambientalistas, el proyecto avanzó sin evaluaciones de impacto ambiental adecuadas en varios tramos.
El argumento del desarrollo turístico contrasta con los datos reales de uso: desde su inauguración en 2023 hasta abril de 2025, ha transportado apenas 1 millón de pasajeros, un promedio diario de 2,000 personas y solo 20% del objetivo inicial de 3 millones en su primer año.
Las granjas porcícolas: otro frente de amenaza
A ello se suman los efectos de la expansión de granjas porcícolas, especialmente en la región del Anillo de Cenotes, que pone en riesgo uno de los sistemas hidrológicos más importantes del país:
Contaminación del agua, suelo y aire
Denuncias de comunidades mayas por afectaciones a la salud
Multas de la Profepa a al menos 26 granjas por incumplir normativas ambientales
Un informe de Greenpeace advierte que hay más de 500 posibles granjas porcícolas distribuidas en 87 municipios de Yucatán, varias de ellas impactando directamente en áreas de alta fragilidad ecológica.
Esto son solo algunos de los desafíos ambientales y de conservación que enfrenta Quintana Roo; la gestión de residuos, el sargazo y el crecimiento urbano descontrolado. Estos problemas amenazan la biodiversidad, los ecosistemas marinos y terrestres, y la calidad de vida de los habitantes
¿Qué pensamos en #PlanetaB?
Sí, sobre el papel todo luce bien. Pero la realidad muestra que detrás del discurso de conservación se ocultan acciones que contradicen gravemente ese compromiso.
De poco sirve hablar de áreas naturales protegidas si estas no se respetan, si se talan selvas para megaproyectos mal planeados, o si se permite que industrias contaminantes operen sin consecuencias reales.
Reconocer lo que se hace bien es justo, pero invisibilizar los daños en curso no es conservación: es encubrimiento.
Ojalá el reconocimiento ambiental no se convierta en un escudo para justificar políticas que, en los hechos, atentan contra el mismo entorno que dicen proteger.
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