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¿Cuidando el planeta... en comité? La revisión del Capítulo 24 del T-MEC

  • Foto del escritor: Planeta B
    Planeta B
  • 6 ago
  • 4 Min. de lectura

La foto oficial: todos comprometidos con el medio ambiente… aparentemente


El pasado 17 de junio (aunque no lo sabías porque lo comunicaron semanas después, como dicta el manual de la burocracia elegante), los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá se reunieron para revisar cómo van implementando el Capítulo 24 del T-MEC, dedicado al medio ambiente. 


Todo esto bajo el noble objetivo de garantizar que las palabras “sostenibilidad” y “compromiso” no se queden solo en las portadas de los informes.


La reunión se celebró como parte de la Cuarta Sesión del Comité de Medio Ambiente del T-MEC, conforme al Artículo 24.26, y —como es habitual— se destacó la cooperación técnica, el alto nivel de diálogo y la reafirmación de compromisos que suenan muy bien en papel.


¿Y qué es exactamente el Capítulo 24 del T-MEC?


El Capítulo 24 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) establece obligaciones vinculantes para proteger el medio ambiente, promover la transparencia, garantizar la participación pública y asegurar el cumplimiento de la legislación ambiental entre los tres países.


En resumen, es la promesa firmada de que el comercio no arrasará con los ecosistemas, al menos no tan descaradamente.


Entre los temas que abarca se encuentran:

  • La conservación de la biodiversidad y los ecosistemas

  • La prevención y control de la contaminación

  • La gestión sostenible de recursos naturales

  • El cumplimiento efectivo de las leyes ambientales

  • El acceso del público a procesos de revisión y participación


Además, incluye mecanismos de cooperación a través de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) y permite que cualquier persona pueda presentar peticiones cuando considere que alguna ley ambiental no se está aplicando adecuadamente. (Sí, tú también puedes).


Lo que México dice estar haciendo


Durante la sesión, México presentó una larga lista de buenas intenciones y acciones en curso. Entre ellas:


  • Manejo forestal comunitario (sí, eso aún existe)

  • Ampliación de áreas naturales protegidas

  • Fortalecimiento de la legislación para conservar suelos y ecosistemas

  • Programas para mejorar la calidad del aire

  • Eliminación de sustancias que dañan la capa de ozono


También se hizo énfasis en el rol de los Pueblos Indígenas como guardianes de la biodiversidad, un reconocimiento que suena bien, pero que ojalá se traduzca en políticas reales y no solo en menciones diplomáticas.


¿Y nuestros vecinos?


Estados Unidos presumió avances tecnológicos que ayudan a implementar el Tratado, especialmente en temas de cumplimiento legal y monitoreo en su frontera sur. Al parecer, ahora hasta el enforcement ambiental tiene algoritmos.


Canadá, como siempre, fue el alumno modelo: habló de participación ciudadana, socios indígenas, calidad del aire, basura marina y conservación de especies. Todo esto con su acostumbrado acento de “nosotros sí hacemos las cosas bien”.


¿Qué pensamos en #PlanetaB? ¿progreso ambiental o diplomacia reciclada?


Resulta cómodo reunirse cada cinco años para revisar qué tanto se ha avanzado, siempre y cuando no se haga demasiada memoria ni se comparen los compromisos con la realidad. 


Porque si algo nos ha enseñado la historia ambiental de la región, es que la distancia entre el discurso y la acción sigue siendo, en muchos casos, una reserva ecológica… pero de hipocresía.


México, con su megadiversidad (alberga casi el 12% de la biodiversidad mundial), tiene un rol protagónico en la salud ambiental del continente. Pero también carga con cifras alarmantes de especies en peligro de extinción, contaminación del aire en zonas metropolitanas y deforestación acelerada. 


Los compromisos del T-MEC suenan bien, pero necesitamos ver más acción local, financiamiento real y voluntad política, no solo más reuniones en salas con aire acondicionado y agendas bien encuadernadas.


Tu papel también cuenta. Este capítulo del T-MEC no es solo para diplomáticos y burócratas.


Como ciudadano, empresa, organización o periodista, puedes seguir los procesos, exigir transparencia y usar los mecanismos de participación pública. 

Si realmente queremos que este tratado sirva para algo más que una firma más en la foto oficial, necesitamos involucrarnos. Porque, spoiler alert: el medio ambiente no se protege solo.


¿Cómo pueden los ciudadanos involucrarse en el Capítulo 24 del T-MEC?


  1. Presentar peticiones ciudadanas ante la CCA (Comisión para la Cooperación Ambiental): Si una persona o grupo considera que un país no está cumpliendo o aplicando de manera efectiva su legislación ambiental, puede presentar una petición formal. La CCA recibe estas solicitudes, las analiza y, si procede, puede solicitar al país involucrado que explique su actuación. 👉 Más información: https://www.cec.org

  2. Participar en las sesiones públicas del Comité de Medio Ambiente del T-MEC: Periódicamente, este comité realiza sesiones abiertas al público para recibir comentarios, inquietudes y propuestas. Cualquier persona u organización puede inscribirse para participar o simplemente observar. (Aunque no siempre lo anuncian con bombo y platillo, estar atentos a estos eventos es clave).

  3. Monitorear el cumplimiento de leyes ambientales locales y reportar irregularidades: Muchas veces, las violaciones ambientales suceden frente a nuestras narices. Conocer las leyes locales, documentar lo que ocurre y elevarlo a organizaciones, medios o incluso a instancias internacionales, puede marcar la diferencia.

  4. Exigir transparencia y rendición de cuentas: ¿Qué ha hecho México con los compromisos del T-MEC? ¿Dónde están los informes de avance? ¿Qué presupuesto se ha destinado? Preguntar no solo es válido, es necesario.


Apoyar iniciativas locales de conservación o justicia ambiental:


Desde colectivos indígenas que defienden territorios hasta ONG que promueven la sostenibilidad urbana, hay muchas formas de apoyar con tiempo, recursos o difusión.

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