¿Triunfo ambiental o parche tardío? El decomiso de madera ilegal en la Reserva Monarca
- Planeta B
- 7 ago
- 2 Min. de lectura
La noticia que parece buena… hasta que la piensas bien

Esta semana, la Profepa anunció con bombo y platillo uno de los aseguramientos de madera ilegal más grandes en lo que va del sexenio.
El operativo se realizó entre el 30 de julio y el 1 de agosto en dos aserraderos clandestinos localizados en San Joaquín y Puerto Bermeo, municipio de Tlalpujahua, Michoacán, dentro del área de influencia de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca.
¿El botín? Nada menos que 3,455 metros cúbicos de madera de diversas especies, entre ellas el oyamel —clave para el microclima que permite la hibernación de las mariposas— y el cedro blanco, catalogado como especie en riesgo por la NOM-059-Semarnat-2010.
El operativo en números (y omisiones)
En el aserradero de San Joaquín se incautaron:
812 m³ de pino en rollo
325 m³ de oyamel
128 m³ de cedro blanco
Mientras que en Puerto Bermeo se decomisaron:
1,374 m³ de pino en escuadría
444 m³ de cedro blanco
363 m³ de oyamel
6 m³ de encino
Todo ello sin documentación legal: sin remisiones, sin notas de reembarque forestal, sin registros digitales... sin nada. Un operativo que, según la autoridad, derivará en procedimientos administrativos y, eventualmente, sanciones penales.
¿Justicia ambiental o teatro institucional?
Lo que resulta verdaderamente indignante no es lo que decomisaron —que sí, es importante— sino todo lo que se permitió que ocurriera antes de este operativo.
Porque no hay que olvidar un pequeño detalle:los árboles ya fueron talados. Ya fueron cortados, transportados, aserrados, almacenados… y recién entonces se hizo algo.
¿Celebramos el aseguramiento? Quizá. Pero es como aplaudirle al bombero que llegó cuando la casa ya se había reducido a cenizas. Más que una estrategia de protección, esto huele a control de daños. Y el tufo es fuerte.
¿Qué pensamos en #PlanetaB? el falso consuelo de actuar demasiado tarde
En una nación donde el crimen ambiental suele quedar impune y donde los delitos forestales son más rentables que las multas que se imponen, este tipo de operativos suenan más a propaganda que a política pública seria. Nos venden la narrativa de un gran logro cuando, en el fondo, lo que tenemos es una vergonzosa muestra de inacción institucional.
Porque sí, está muy bien que se haya detenido la venta de la madera ilegal. Pero el problema de fondo sigue ahí: los árboles ya fueron talados. El ecosistema ya fue alterado. El daño ya está hecho. El verdadero logro sería detener a estos criminales antes de que saquen la motosierra. Pero, como todo en México, preferimos reaccionar (cuando conviene) en vez de prevenir.
No basta con aplaudir operativos reactivos. Es momento de exigir políticas preventivas reales y permanentes. De exigir justicia ambiental con consecuencias. Y sobre todo, de dejar de normalizar la corrupción verde que nos venden disfrazada de éxito.
Comments